Aumenta la demanda de vigilantes de seguridad al abrir las salas de fiesta y locales nocturnos
El fin de las restricciones provocadas por la pandemia de coronavirus ha traído consigo la aparición de nuevos desafíos para los locales de ocio nocturno, y, no sólo desde el punto de vista comercial, también desde la óptica de la seguridad.
Si la seguridad en las discotecas y en locales nocturnos siempre ha sido un elemento fundamental para garantizar una buena convivencia entre usuarios, y la tranquilidad de los empresarios, tal y como queda el panorama post pandemia, esta importancia se ha multiplicado de manera exponencial.
Las restricciones han acabado, pero no la necesidad de seguridad
Una de las cuestiones vitales a la hora de enfocar esta nueva realidad para el ocio nocturno es que, aunque las restricciones se han ido retirando, la necesidad de seguridad, herramientas de protección y control no han acabado en absoluto.
Esto lo podemos ver claramente con nuevos desafíos para los vigilantes privados y el conjunto de la seguridad privada en el ocio nocturno en aspectos como la obligatoriedad de la mascarilla, o, más complejo aún, la implantación del pasaporte Covid para acceder a los locales en varias comunidades autónomas españolas.
Por tanto, a las cuestiones relevantes como el control de accesos, el mantenimiento de la seguridad interior y exterior, la gestión de conflictos, etc., los vigilantes privados van a sumar nuevas áreas de control y vigilancia, obviamente, un reto para el que sólo las empresas de seguridad profesionales están preparadas.
Cómo gestionar la seguridad post pandemia en locales de ocio nocturno
La primera cuestión a tener en cuenta es, sin duda, una buena elección de empresa de seguridad.
No cualquier persona, ni empresa, está lo suficientemente preparada para afrontar los retos que esta nueva normalidad trae consigo. La diferencia entre lo que pueden ofrecer las empresas de seguridad profesionales, y la vigilancia casual o no formada es abismal.
El antiguo concepto del portero de discoteca, más relacionado con tiempos pasados y con personas que no se encontraban cualificadas para el trabajo de vigilante de seguridad, ha quedado absolutamente desfasado.
Si a esto le sumamos los retos que tras la pandemia los vigilantes de seguridad van a tener que asumir, es básico tener en cuenta que un profesional de este segmento tiene mucho más que ofrecer qué condiciones físicas o intimidatorias.
A las posibles condiciones disuasorias, los profesionales de la seguridad unen otro tipo de condiciones que son realmente importantes:
- Capacidad de gestión del conflicto
- Capacidad de control de las emociones
- Capacidad de análisis del entorno y la situación
- Control de herramientas psicológicas y materiales
- Trato social
Este tipo de cualificación sólo se encuentra en profesionales formados y, más aún, en profesionales que tienen que ver con empresas que potencian la formación continua, la innovación y el desarrollo profesional de sus trabajadores.
Esto hace que, no sólo sean un mero elemento de disuasión, sino qué, mucho más allá, tienen capacidad suficiente de gestionar situaciones complejas, de comprender las nuevas normativas, adaptarse a ellas, y ser capaces de transmitirlas al usuario final, que es, sin duda uno de los grandes retos de la situación actual.
Sin duda, lo que va a aportar una buena empresa de seguridad privada en un local nocturno en plena post pandemia es tranquilidad.
Se trata de un momento complejo, en el que la necesidad de recuperar cierta normalidad profesional para el sector del ocio nocturno, se ve comprometida con unas circunstancias que no son las mejores, y con un equilibrio entre los deseos del público y la realidad.
Y, precisamente, en ese equilibrio es donde la diferencia entre la profesionalidad y la ausencia de profesionalidad marcan la diferencia. El usuario promedio no sólo va a valorar la tranquilidad que aporta la seguridad privada profesional, sino también los locales donde la gestión de la seguridad se realice de manera más adecuada a los tiempos que corren.
Lo que sí y lo que no en la seguridad del ocio nocturno post pandemia
Obviamente, no todas las propuestas de seguridad privada son iguales. Ni mucho menos. Esto hace que, a la hora de reforzar o elegir quién se va a ocupar de la seguridad en los locales de ocio, los empresarios tengan que valorar aspectos que, realmente, son muy importantes.
Dentro de esta valoración deben estar presente cuestiones como:
- La capacidad de adaptarse al entorno y elaborar planes de acción eficaces, realistas y adecuados al medio
- Qué se trate de personal formado, capacitado y con conocimiento amplio de la legalidad y las normativas vigentes
- Qué los vigilantes de seguridad aporten mucho más valor añadido que la disuasión, siendo capaces de gestionar situaciones, aconsejar, y proporcionar entornos seguros para los usuarios
Estas cualidades no se van a encontrar en empresas o personas que no tienen una alta cualificación y capacitación profesional.
En definitiva, aunque la situación post pandemia es muy diferente para el ocio nocturno en relación a la que se vivía dos años atrás, lo que no ha variado es la necesidad de contratar personal de seguridad profesional.
La diferencia, en todo caso, está en que, si siempre ha sido necesaria esta presencia, ahora lo es en mayor medida, por todos los elementos de seguridad que hay que aplicar en esta nueva normalidad que nos está tocando vivir.