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  • Publicación de la entrada:diciembre 11, 2020
  • Categoría de la entrada:Seguridad

Un año para olvidar

Estamos en los últimos compases de un año que si se ha caracterizado por algo es por la entereza que la mayoría de los españoles hemos demostrado en la adversidad. Han sido meses de incertidumbre, de miedos y temores a un virus mortal que ha acabado con la vida de demasiadas personas, con sus esperanzas y expectativas de futuro. 

La esperanza de la vacuna

La ciencia nos ha vuelto a sorprender y en menos de un año, parece que nos brinda una esperanza de vuelta a la normalidad durante el próximo 2021. Llegados a este punto donde vemos la luz al final del túnel es momento de echar la mirada atrás y de agradecer en grado sumo a los muchos profesionales que han estado, durante esta larga travesía del desierto, al pie del cañón para que el resto de la población sufriéramos las mínimas consecuencias de esta pandemia.

Vigilantes de seguridad al pie del cañón

Sin querer priorizar la importancia de los vigilantes de seguridad frente a las miles de personas que han desempeñado sus funciones en estos momentos difíciles, permítanme que en este post realce el trabajo de los muchos profesionales de la seguridad que han colaborado fielmente con la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, porque ellos, los vigilantes de seguridad, han supuesto una ayuda inestimable en esto tiempos de crisis donde en ocasiones el caos ha sido patente. Fiestas clandestinas, botellones e imprudencias de todo tipo causadas por minorías han podido desestabilizar un orden necesario en tiempos difíciles.

Recuerdo los primeros compases del confinamiento donde la gente acudía a los supermercados en masa para acopiarse de todo tipo de alimentos y productos ante la incertidumbre de lo que iba a pasar. En esos momentos, los vigilantes de seguridad, estaban allí, cumpliendo con su deber de proteger a todos, de mantener el orden, de que se cumplan las normas, representando la autoridad que por desgracia es necesaria ante la histeria y la desaprensión de muchos.

Son ellos, profesionales como la copa de un pino, los que han estado en estado de alerta, mirando al virus a la cara, salvaguardando los intereses de todos y con sus familias sufriendo por posibles contagios. 

A todos lo vigilantes de seguridad en general y especialmente a los de Smart Seguridad que han pasado muchas horas en servicios difíciles expuestos a afluencias masivas queremos dedicar estas Navidades un brindis muy especial. Gracias por vuestra profesionalidad y entereza.